Y allí estaba él, aquel mágico ser del que sólo se escuchaba en cuentos, era un genio de verdad, pero no de los genios de inteligencia, era de los genios que cumplían tus deseos. Me había explicado que los genios se aparecen a las personas que desean algo por mucho tiempo, me había dicho que me cumpliría el deseo que tanto quería, "Deseaba ser grande".
Desde pequeño mi sueño era ser mayor, para poder ir a la Universidad, tener un apartamento, tener un trabajo, poder votar y ahora el genio me lo iba a hacer realidad. Antes de hacerlo realidad me dijo:
-A veces deseamos cosas de las que luego nos arrepentimos, como genio sólo puedo cumplir tu deseo pero no revertirlo, así que será tu decisión si quieres que te haga mayor de edad.
-Sí-le respondí-es mi sueño, ser adulto.
-Pues así será
Una nube de humo me rodeó, podía ver como ahora era un hombre. tenía barba y debía afeitarme cada 3 días, mis padres ya no estaban, mi empleo era aburrido y no ganaba lo suficiente para poder pagar mis deudas; y tantas fueron mis deudas que me quitaron mi hogar y mi auto. Vivía entre las calles con otros pordioseros y personas que vendían su cuerpo para poder sentir un billete en sus manos. Había perdido contacto con mis amigos y algunos ya ni me reconocían.
Los años pasaron y ahora un viejo enfermo y con las mismas ropas de hace 18 años se arrastraba por las calles deseando volver a ser niño.
Desde pequeño mi sueño era ser mayor, para poder ir a la Universidad, tener un apartamento, tener un trabajo, poder votar y ahora el genio me lo iba a hacer realidad. Antes de hacerlo realidad me dijo:
-A veces deseamos cosas de las que luego nos arrepentimos, como genio sólo puedo cumplir tu deseo pero no revertirlo, así que será tu decisión si quieres que te haga mayor de edad.
-Sí-le respondí-es mi sueño, ser adulto.
-Pues así será
Una nube de humo me rodeó, podía ver como ahora era un hombre. tenía barba y debía afeitarme cada 3 días, mis padres ya no estaban, mi empleo era aburrido y no ganaba lo suficiente para poder pagar mis deudas; y tantas fueron mis deudas que me quitaron mi hogar y mi auto. Vivía entre las calles con otros pordioseros y personas que vendían su cuerpo para poder sentir un billete en sus manos. Había perdido contacto con mis amigos y algunos ya ni me reconocían.
Los años pasaron y ahora un viejo enfermo y con las mismas ropas de hace 18 años se arrastraba por las calles deseando volver a ser niño.
Ciertamente hay que tener cuidado con nuestros deseos, a veces hay tener paciencia la vida nos traerá todo (lo aparentemente necesario). Sin embargo las oportunidades se presentan muy pocas veces de la misma manera, cuando consideremos perdida una muy buena, ahí si que debemos buscarnos un genio para recuperarla. De resto paciencia que de que viene, seguro que viene, la duda es cuándo y cómo lo afrontaremos. Buena la historia. :)
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