LOS CASOS DE MARIE: 2 POR 1

Prefacio:

Marie es una anciana chismosa, aparece por primera vez en mi libro Secretos Asesinos, sin embargo allí todavía le tenía confianza a las personas, después de varias decepciones en su vida, Marie termina con una nueva visión del comportamiento humano. Quizás escriba varios casos de Marie, éste es el primero de ella o quizás escriba una novela sobre ella.



Marie Dubois ya llegaba a los 60 años, empezaba a odiar celebrar su cumpleaños o incluso que se acercara la fecha de su cumpleaños. Marie había cambiado mucho, seguía siendo esa mujer chismosa y simpática, sólo que ahora era más desconfiada de la gente, después de los sucedido en Airspring hacía ya varios años y de la infidelidad de su esposo (ahora ex esposo) Jack, Marie era ahora una mujer muy observadora.

Como en el vecindario ya no había mucho que hacer, ya que Gina había muerto y sus mejores amigos se habían mudado, Marie pasaba el tiempo leyendo el periódico. Cada día se hablaban de misteriosas muertes o desapariciones y Marie trataba de resolverlos, en muchas ocasiones acertaba y en muy pocas fracasaba. Esto la ayudó mucho a conocer a las personas y saber que eran realmente capaz de cualquier cosa.

Marie caminó hasta la peluquería que habían montado en donde vivía su archienemiga Gina, ese día iba a asistir a una fiesta y tenía, por supuesto, que ir bien arreglada. Al sentarse en una de las sillas quiso cerrar los ojos, porque el espejo que tenía delante le mostraban lo arrugado que se había vuelto su rostro. Sin embargo, esta pesadilla se detuvo casi de inmediato cuando 2 mujeres se sentaron en las sillas de espera a su izquierda. Una de ellas era alta y morena, vestía de negro y en su cuello descansaban varios collares, sus manos estaban adornadas de anillo y sus orejas de pendientes, la otra, era una mujer bajita y un poco gorda, y a diferencia de su amigo, no cargaba ni un anillo.

Marie suponía que ese era uno de los casos de amistades por conveniencia, pero no podía evitar pensar que de alguna forma conocía a esa mujer morena, la había visto en alguna parte.

- Ay Cecil, siento mucho que Fred se haya ido de viaje- dijo fastidiada la mujer bajita

- No, yo no- contestó Cecil con una sonrisa- Así tengo tiempo para mí.

- Si te entiendo, los hombres son verdaderamente una carga, por eso no me caso- repuso su amiga.

- Ese fue mi más grande error- le dijo Cecil- Pero yo soy como mi madre, hasta que la muerte nos separe.

- Y…- su amiga trataba de buscar otro tema, Cecil le había comentado los problemas que tenía con su esposo- me han dicho que ese vecindario donde vives pasan unas cosas rarísimas.

- Sí, en Dawsun pasan cosas muy raras, pensé que como tenía ese ambiente tan pacífico, con ese ambiente rural, con un lago y un parque, y esas casas antiguas…-tomó un suspiro- bueno me equivoqué.

- Bueno yo tengo el número 5 y tu el 6 creo que tenemos suficiente tiempo para que me cuentes uno de esos casos, el más misterioso.

- Veamos- decía la mujer como si tuviera que escoger un vestido de un armario- Este fue muy raro.

“Había una pareja que vivía cerca de mi casa, el señor y la señora Langford, llevaban ya tiempo de casado. Muchos decían que el hombre era mujeriego, pero yo no lo creía, el anciano parecía ser un hombre serio, de esos que ya no se encuentran.”






“Una mañana la Señora Langford estaba llorando en el jardín, le pregunté ¿Qué le había ocurrido?, la mujer muy triste me respondió que su esposo había sido asesinado, su cuerpo lo habían encontrado a las orillas del lago, aparentemente había sido empujado de el puente del parque Daisies y como el pobre no sabía nadar, murió ahogado”

“Como sabes, soy muy curiosa, así que decidí acercarme un poco a Alice Langford para saber más sobre lo ocurrido, durante los días siguientes la policía sospechaba de la pobre Alice, había ganado más de un millón de dólares por el seguro de vida que tenía su esposo, pero Alice decía que ella estuvo en casa, era jueves y no podía perderse de su programa favorito.”

“La policía continuó investigando y descubrieron que el hombre había tenido una relación con una tal Lane Figg, al parecer se reunía con ella en un bar de este vecindario, como soy muy curiosa me acerqué hasta el bar a preguntarle al encargado sobre esta mujer”

“ - El hombre venía muchas veces, era un cliente habitual, me comentaba que las cosas con su esposa iban mal, que su esposa era muy mandona, pero a esa tal Figg la había conocido en un club nocturno, trabajaba como mesera, me decía que la mujer tenía acento francés pero que era tan bella como su esposa.”

“- ¿La mujer sabía que el hombre estaba casado?- le pregunté”

“- No, imagino que no, aunque quizás era de esas que no les importa”

“ Lo cierto es que pasaron semanas y todavía no hallaban al culpable y lo peor de todo es que la tal Figg no apareció nunca, al parecer ni siquiera existía.”

- Y no habrá sido uno de sus enemigos- preguntó su amiga impresionada

- Interrogaron a todos pero todos tenían una coartada- respondió Cecil

- Yo tú me mudaría de allí- le recomendó su amiga preocupada- Por qué no te vienes a vivir aquí, a Airspring.

- No querida- dijo Marie quien se levantaba de la silla del peluquero- Este vecindario ha conocido crímenes peores y bueno no queremos a otro asesino.

- Me está llamando asesina- dijo Cecil indignada.

- No querida, usted misma lo está haciendo, sólo digo como usted era conocida de la esposa uno nunca sabe si al relacionarse en esos casos, uno termina siendo la siguiente víctima, se lo digo por experiencia- le dijo Marie sonriente.

- MALEDUCADA ¿CÓMO SE ATREVE A ESCUCHAR LA CONVERSACIÓN?- le gritó la amiga de Cecil- Es mi turno querida- le dijo a Cecil- Es que ya nadie puede hablar en privado- murmuró mientras se sentaba en una silla cerca de la puerta.

- Por cierto- dijo Marie- Como mujer sé lo mucho que necesitamos a alguien para contarle nuestra vida, sé que no le tiene mucha confianza a esa mujer y por eso no le ha contado la historia como es debido ¿Tengo razón Cecil? ¿O debería llamarla Alice? ¿O Lane?.

Cecil abrió la boca para reprochar pero nada salía de su boca.

- Amiga qué ocurre, parece que hubieras visto un muerto- le dijo su amiga preocupada o mejor dicho, asustada.

- ¿Cómo lo logró?- decía Cecil.

-¿Qué cosa?- replicó aterrorizada su amiga.
- Elaine, esa mujer descubrió quien era el asesino- dijo Cecil.

- Es una anciana, seguro se equivocó, además no veo a nadie que pudo haberlo cometido.


Cecil decidió callar, pero lentamente recordaba los hechos, su esposo desaparecía todas las tardes, las otras vecinas le decían que tuviera cuidado porque su esposo podría estar engañándola, ella no lo creía, Fred no sería capaz.

Decidió entonces probarlo, lo vio con unos amigos en un club nocturno y decidió hacerse pasar por Lane Figg, compró una peluca roja, con el maquillaje se volvió blanca, como la leche. Y con un tono francés empezó a seducir a su esposo, al principio se sintió tranquila cuando su esposo la rechazaba pero luego de unas horas el hombre la besaba y decía que deseaba divorciarse de esa tonta de Cecil.

Sabía lo que iba a hacer, le propondría una cita romántica en el puente del parque Sun y allí le revelaría quien era, todo marchaba de acuerdo al plan, el hombre asistió a las 7 en punto, pero antes de revelarle el secreto, su esposo le dijo algo que la molestó bastante. Fred le decía que había conseguido un abogado de divorcios, ya deseaba ser libre. Y luego como una espada clavada en el corazón Cecil recordó las palabras de su esposo “Esa tonta va a morir sola, porque nadie la soporta, ella no es tan refinada y tan hermosa como tú”. Cecil con rabia lo empujó el hombre cayó al agua y ella decidió no ayudarle.

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